En Roma, en mayo de 1961, con ocasión del 70º aniversario de la encíclica «Rerum Novarum», los delegados de 42 movimientos decidieron crear un movimiento mundial de trabajadores cristianos. Esta creación formaba parte de un mundo en crisis después de la Segunda Guerra Mundial. También se producia después de muchos intercambios y debates entre los movimientos fundadores. Los obstáculos fueron muchos y tenían que ver con la historia de los países,de las iglesias, de los idiomas y de los propios movimientos. Pero el nacimiento del MMTC fue posible gracias a la voluntad, de cada movimiento, de abrirse a los demás, de aceptar las diferencias como una riqueza para abrirse a lo universal y de hacer dialogar a las culturas en un proyecto común que va más allá de los intereses nacionales. Esta creación de un movimiento internacional se inscribe en el contexto del Concilio Vaticano II, que da a la Iglesia Católica un gran aliento de renovación y esperanza.