Guy Ryder, director general de la OIT, en la presentación de su última memoria ante la Conferencia Internacional del Trabajo (CIT), ha reclamado un compromiso explícito que permita avanzar a los países más empobrecidos (PMA) para “no dejar a nadie atrás” y priorizar las políticas orientadas hacia la centralidad de la persona y el trabajo decente
La 110 conferencia de este parlamento mundial del trabajo ha comenzado en tono de solemnidad. En la sesión inaugural, realizada en formato virtual, el director general de la OIT, Guy Ryder, en la que es su última conferencia ya que concluye mandato en octubre de este año, ha presentado su memoria Países menos adelantados: crisis, transformación estructural y futuro del trabajo que resume una forma de mirar y de dar respuesta a las realidades del mundo del trabajo y plantear a los mandantes tripartitos mundiales de la OIT — gobiernos, empresarios y sindicatos– “temas apremiantes” y orientaciones sobre cuestiones prioritarias y estratégicas.
Ryder ha puesto el foco en los 45 países más pobres del planeta* –formalmente llamados países menos adelantados (PMA)—, que son una minoría entre los 187 Estados que componen esta agencia tripartita de la ONU. Ha subrayado la importancia de la OIT para dar respuesta a situaciones como las que se producen en estos, con un 90% de economía informal, es decir, que sus trabajadores y trabajadoras sobreviven de lo que consiguen trabajar cada día en una economía de subsistencia.
“¿Cómo puede influir la OIT para que avancen los países menos adelantado?”, preguntaba Ryder. Dependiendo de la respuesta que “le demos –ha continuado– se pone en juego la credibilidad de la OIT”. Es una responsabilidad de todos los gobiernos, empresarios y sindicatos al ser “un duro recordatorio de la verdad constitucional de la OIT: la paz duradera depende de la justicia social y la justicia social depende de la paz”.
En su discurso ha dado cuatro razones de peso para justificar que “esta memoria se consagre a los países menos adelantados”. En primer lugar, porque la relación de la comunidad internacional con estos países se encuentra en un momento clave: en vísperas de la Quinta Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Países Menos Adelantados, prevista para marzo de 2023, y en la que la OIT debe contribuir “de forma significativa”.
En segundo lugar, porque se está lejos de alcanzar muchos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), una realidad que es “desalentadora” y reta a todos los actores implicados en la Agenda 2030 a mostrar “su verdadera voluntad de no dejar a nadie atrás”, dado que los PMA “corren mayor riesgo de quedarse rezagados”. Ryder ha señalado el “peligro” que que los ODS pasen a un segundo plano y que se les dé a las prioridad a las políticas financieras. “Las políticas de empleo pueden evitar esta cuestión”, ha destacado.
En tercer lugar, las condiciones de trabajo que hay en estos países empobrecidos “ponen a prueba la efectividad de la OIT”. Y, por último, lo que ocurre en los PMA afecta al conjunto de la comunidad internacional.
En definitiva, el director general de la OIT ha dado razones de solidaridad, de justicia, de responsabilidad y de supervivencia, en coherencia con todo su mandato y con una hoja de ruta centrada en las personas y el trabajo decente.
“Lo peor está por venir”
Durante su intervención ha recordado que el impacto de la pandemia “no es cosa del pasado” ya que la recuperación está siendo muy desigual, sobre todo en los países en vías de desarrollo, y las horas de trabajo que se han perdido en todo el mundo equivalen a 110 millones de empleo a tiempo completo.
Asimismo, ha indicado que la agresión Rusa a Ucrania tiene un impacto en la economía mundial, avisando que “lo peor está por venir” sin descartar “una recesión plena”. “Los que hacen la guerra ponen en cuestión la justicia social y la paz”, ha aseverado. La invasión rusa a Ucrania “entraña implicaciones sin precedentes para la economía mundial. Además de la destrucción provocada en Ucrania y de las perturbaciones en los países vecinos, entre otras cosas por el desplazamiento masivo de personas, el conflicto podría ocasionar una crisis mundial de tres dimensiones: alimentaria, energética y financiera”.
Diálogos y retos de este parlamento mundial del trabajo
Ryder ha recordada también los retos que tiene por delante la Conferencia Internacional del trabajo como son el sistema de control de normas “que es lo más importante de esta organización” y se esperan resultados de la comisión de expertos en Aplicación de Convenios y Recomendaciones en relación a garantizar un trabajo decente para el personal de enfermería y las trabajadoras domésticos, “mujeres y hombre que han desempeñado una función importante en la pandemia”.
Entre los diálogos que se abordará, están también avanzar hacia un mejor futuro del trabajo, en un tiempo de enormes cambios provocados por la digitalización, las transiciones energéticas… con el objetivo estratégico del trabajo decente y la centralidad de la persona. Se comienza una discusión relativa a un marco normativo para el aprendizaje de calidad, sobre el que “hay un gran consenso”.
La discusión general en torno a la función de la economía social y solidaria y el trabajo decente, un tema con mayor interés internacional, en el que las empresas de esta economía tengan un reconocimiento de ser “competitivas”, además de promotoras de la equidad y de objetivos sociales, “fuentes valiosas para el trabajo decente”. Y, finalmente, habrá un proyecto de resolución para incluir condiciones de trabajo seguras y saludables en el marco de la OIT relativo a los principios y derechos fundamentales en el trabajo. Una enorme responsabilidad ante el escándalo que supone que “tres millones de vidas se pierden cada año en el mundo del trabajo”.
Presencia de organizaciones de inspiración católica
Más de 4.300 delegados participan en la 110 Conferencia Internacional del Trabajo que tiene lugar en Ginebra (Suiza) desde el 27 de mayo al 11 de junio. Además de los diálogo y retos previstos en el orden del día, la Conferencia conmemorará, el 3 de junio con un evento virtual, el Día Mundial contra el Trabajo Infantil y ha convocado para el 10 de junio una Cumbre sobre el Mundo del Trabajo con el tema «Superar las múltiples crisis mundiales: promover una recuperación y una resiliencia centradas en las personas».
Participan en calidad de miembros observadores y en formato virtual, organizaciones de inspiración católica entre las que se encuentran: a Coordinadora Internacional de la Juventud Obreras Cristiana (CIJOC), con el alicantino Imanol Morales entres sus delegados; Caritas Internationalis; la Comisión Católica Internacional para las Migraciones; la JOCI; la Obra Kolping Internacional y el Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos (MMTC).
La delegación del MMTC está integrada por su secretaria general, Marilea Damasio; Paco Álamos, responsable de Compromiso y Relaciones Internacionales de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC); Joseph R. Ngatte, vicepresidente del Movimiento de Trabajadores Cristianos (MTC) para Centro África; Bruno Cadez, responsable de Internacional de ACO Francia; Oscar R. Hugo, responsable del MTC de Perú y quien escribe está crónica, como director de Noticias Obreras.
* Lista de las Naciones Unidas de países menos adelantados: Afganistán, Angola, Bangladesh, Benin, Bhután, Burkina Faso, Burundi, Camboya, Chad, Comoras, Djibouti, Eritrea, Etiopía, Gambia, Guinea, Guinea-Bissau, Haití, Islas Salomón, Kiribati, Lesotho, Liberia, Madagascar, Malawi, Malí, Mauritania, Mozambique, Myanmar, Nepal, Níger, República Centroafricana, República Democrática del Congo, República Democrática Popular Lao, República Unida de Tanzanía Rwanda, Santo Tomé y Príncipe, Senegal, Sierra Leona, Somalia, Sudán, Sudán del Sur, Timor-Leste, Togo, Tuvalu, Uganda, Yemen y Zambia (Fuente: UNCTAD, 2022)
Director de Noticias Obreras.
Autor del libro No os dejéis robar la dignidad. El papa Francisco y el trabajo.
(Ediciones HOAC, 2019)