Pero la decisión de dejar el país de origen nunca es fácil. Esto significa el separarse de familiares y amigos, así como de todo aquello a lo que uno está acostumbrado, significa a menudo el cambiar una situación insoportable por una totalmente insegura y desconocida.
Quien deja su país para buscar una perspectiva digna en otro lugar, se enfrenta a cosas inesperadas poniéndose muchas veces en manos de desconocidos que no entregan informaciones confiables, que usan y se aprovechan del dolor, de la necesidad y de la falta de conocimiento de aquellos que tienen que dejar su país.
Quien se atreve a dar este paso atraviesa fronteras peligrosas, pone en juego su vida en barcos de carga, pasa muchas veces semanas o meses de frío y riesgo, atraviesa regiones desconocidas con la preocupación constante de perder la vida o lo poco que lleva consigo. A todo esto se tiene que enfrentar después de haber pasado años de una vida indigna en el límite de la sobrevivencia o después de una inaguantable represión política, con torturas y amenazas a sí mismo o a sus familiares.
Muchas de las personas que quieren salir de sus países por razones de peso mayor, no llegan nunca ahí donde tenían la esperanza de conseguir una vida mejor. Mueren en viajes peligrosos o son asaltados y se ven obligados a regresar. Para aquellos que consiguen llegar a su destino el sufrimiento no acaba allí. Deben soportar largas esperas en campamentos hasta que los registren o tienen que vivir en el país siendo invisibles para las autoridades.
En la mayoría de los casos estas personas se ven obligadas a aceptar trabajos mal remunerados, en actividades dañinas para la salud y agotadoras. Tienen que vivir en condiciones insalubres y aisladas, pagar viviendas carísimas sin la posibilidad de mantener contacto regular con sus familiares y siendo despreciados y discriminados por la comunidad en la que viven. Estos son solo algunos ejemplos del doloroso camino que tienen que recorrer muchos migrantes y refugiados día a día en nuestro mundo.
Estas personas no son criminales ni aprovechadores, como nos quieren hacer creer algunos Gobiernos, sino personas que lo dejan todo en busca de trabajo, personas que luchan por la propia sobrevivencia y la de sus familiares. En este día Internacional de los Trabajadores ellos merecen nuestra especial atención y nuestra solidaridad, pues son unos de los más desfavorecidos de esta sociedad mundializada. Son mano de obra barata y potencial de empleo desplazable para que en los países ricos los precios sean más bajos y las ganancias se mantengan altas.
“Todo lo que hicieron por uno de mis hermanos, aun por el más pequeño, lo hicieron por mí” (Mt 25,40). Los movimientos miembros del MMTC se sienten hoy más que nunca comprometidos a estas Palabras de Jesús y motivados por ellas luchan en diferentes países del mundo junto con sindicatos y organizaciones sociales y junto con los migrantes para mejorar su situación de vida, en sus países de origen pero también en los países de acogida.
Ayudar al „hermano más pequeño“ significa luchar por salarios justos, por la regularización del permiso de estadía y por condiciones dignas de vida y de trabajo. Significa aportar para que hayan las condiciones políticas y sociales adecuadas en los países de origen para que sea factible vivir en él.
Pero al mismo tiempo también se trata de crear conciencia en los países a los que llegan los migrantes y refugiados, buscando una nueva vida para que entiendan que estos migrantes tienen un alto valor humano. Su trabajo debe ser reconocido justamente y el conocerlos y convivir con ellos es un enriquecimiento para todos.
Hacemos un llamado a todos los movimientos miembros del MMTC y a todos aquellos quienes reciban este comunicado, para que unan sus fuerzas en la lucha por una vida digna para los migrantes, luchando contra su discriminación y su explotación.
“Fui forastero y me recibisteis”: estas Palabras de la Buena Nueva deben ser la misión central para todos los movimientos miembros del MMTC y para todos aquellos que lean este mensaje. Consigamos que los migrantes y refugiados en todo el mundo sean tratados justamente y sean acogidos como hermanos!
Secretariado General del MMTC