Otra economía, más allá de lo posible, resulta imperiosamente necesaria. Muchos han sido los discursos, proyectos y programas, inclusive sustanciosa la voz de las Iglesias en el orden a procurar: el pan para el hambriento, el agua para el sediento, la ropa para el desnudo, la dignidad para el enfermo, el preso o el migrante. Pero, testarudamente seguimos replicando los mismos hábitos de consumo, que nos impone el mercado e inducen lo medios de comunicación social en manos del poder mediático.
Tanto es el desequilibrio, que el propio Papa Francisco ha llamado la atención sobre los efectos de la crisis economía mundial producto de la competencia, el egoísmo y la corrupción, que está provocando muchos más que una crisis social, para convertirse en una Crisis de tal magnitud que trasciende todos los límites: “No hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis socio-ambiental” (LS 139), que atenta contra los cimientos de nuestra Casa Común.
Por tal motivo les proponemos reflexionar sobre la propuesta de nuestro asesor, y seguidamente con el amplio contenido que abarca esta salida para descubrir, estudiar y proponernos cambiar la realidad imperante, comenzando en primera persona, siendo capaces de darnos cuenta: primero de la “viga que tenemos en el ojo, antes de fijarnos en la pajita del ajeno” y desde ahí con nuevos hábitos en un estilo de vida reconciliador, contribuir en los cambios que son necesarios para que verdaderamente alcanzar el slogan: “Otra economía es posible, si subordinamos el interés personal al bien de todos”.