En nuestra sociedad todavía patriarcal las mujeres, aunque discriminadas, siguen luchando, construyen nuevas realidades y hacen la diferencia. Sufren discriminación social, opresión, presión familiar, son maltratadas, pero persisten en la lucha por un mundo en el cual todas tengan voz y todos tengan una vida digna.
Mujeres, madres, amigas, hermanas, compañeras. Madrinas, comadres, tías, abuelas. Mujeres cocineras, lavanderas, niñeras, profesoras, enfermeras. Mujeres presentes en la vida entera. Mujeres que participan y cambian situaciones. El mundo está lleno de la sinergía de las mujeres y solamente ellas/nosotras transformamos la realidad y tejemos nuevos caminos de fraternidad. Todo esto a pesar que la situación de la mujer en el mundo sea todavía preocupante: 2/3 de las personas analfabetas en el mundo son mujeres. Las mujeres constituimos 60% de la fuerza de trabajo del planeta, pero no ganamos más que el 10% del ingreso mundial. Sólo el 1% de las mujeres son propietarias de tierras. La violencia doméstica es la principal causa de muerte de mujeres entre 14 y 44 años.
La conquista de derechos y la solidaridad con las mujeres en el mundo del trabajo son la base fundamental para encontrar caminos para un mundo de justicia.
En varios países las mujeres se unen junto a otros movimientos y organizaciones para conmemorar la importancia de su lucha por un mundo justo y sin violencia contra las mujeres. Un mundo donde todas, desde sus diferentes gestiones, tengan derecho a una vida digna y sin ningún tipo de opresión o represión.
En el Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos (MMTC), mujeres, hombres y jóvenes de todas las clases y categorías profesionales están inseridos e integrados en diferentes tipos de acciones para la lucha como hicieran las mujeres de Nueva York el 8 de marzo de 1857.
Gran parte de las mujeres, en diversos países asumen responsabilidades como cabezas de familia y son las primeras en sentir en carne propia los impactos de un sistema capitalista perverso que oprime. Un sistema que lleva a muchas jóvenes y adolescentes lejos del seno de sus familias. Un sistema que obliga a estas mujeres a dejar ir a sus hijos en busca de una vida mejor. Muchas veces ellos acaban en las calles y como consecuencia mueren prematuramente.
En muchos países las mujeres trabajan de sol a sombra y en condiciones infrahumanas en el campo, en la economía informal o en trabajos precarios. Vemos una fuerte presencia de mujeres en el sector industrial, aún así estando poco cualificadas para esto. En este sector las mujeres están frecuentemente expuestas a los riesgos de los químicos industriales y, por ende, a varias enfermedades. Todas ellas encuentran esperanza en la formación que ofrecen tanto los movimientos de formación o en grupos de apoyo como por ejemplo: en ECOSOL (Economía Social y Solidaria).
Queremos resaltar aquí el empeño de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), siempre atenta a todo tipo de violencia sufrida por las mujeres y que busca caminos, junto a otras organizaciones, para mejorar la calidad de vida, principalmente para los trabajadores del hogar y del sector informal, cuya categoría se compone en su mayoría por mujeres.
Resaltamos que en los últimos años, en algunos países, han realizado avances en la mejora de la calidad de vida de las mujeres gracias a que ellas se han organizado. Pero debemos recordar, que a pesar de estos avances, en el mundo, cada segundo una mujer es víctima de la violencia o es asesinada, en gran parte de los casos por sus parejas, quienes no aceptan que la mujer busque un trabajo o cualquier otra forma ser independiente, saliendo así de la opresión.
A pesar de todo el camino recorrido y el trabajo de formación desarrollado, en la cuestión de género el MMTC continúa su lucha junto a todos sus movimientos miembros en los cuatro continentes y con las organizaciones hermanas para encontrar caminos y soluciones viables a partir de la realidad de cada mujer trabajadora.