El presidente de la Conferencia Episcopal Española y arzobispo de Valladolid, el cardenal Ricardo Blázquez, ha emplazado al MMTC a seguir cerca de los trabajadores y las trabajadoras para que “sea escuchado el clamor” de los pobres, los desempleados y los precarios.
En su intervención en la homilía, con una referencia obligada a la localidad que acoge la asamblea del MMTC, de la que es natural de la diócesis, y a las lecturas evangélicas del día, ha denunciado las situaciones degradantes de las relaciones laborales en todo el mundo. El cardenal ha pronunciado la homilía en la Eucaristía conmemorativa de los 50 años de evangelización en el mundo del trabajo del Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos (MMTC).
“Es humillante, que a una persona de la forma que sea se le impida que se gane el pan con el sudor de su frente, por la destrucción del trabajo, el trabajo sumamente precario, muy coyuntural o insuficientemente remunerado”, ha dicho el cardenal.
Además, ha señalado que “la persona y el trabajo son realmente inseparables en el proyecto de Dios”. También ha insistido, ante los delegados presentes en la celebración, en que “el trabajo forma parte del dominio que el Señor nos da sobre la tierra y la historia, con el trabajo también estamos contribuyendo, a la mejora del mundo, de nuestra sociedad”.
Blázquez ha querido subrayar la importancia del trabajo, gracias la cual “unos y otros estrechamos nuestras manos para que a nadie le falte lo necesario, lo necesitamos para realizarnos a nosotros mismos”, por lo que ha llegado a decir que “una persona que no trabaja es una persona frustrada, una persona que no quiere poner su granito de arena en la construcción del mundo sino que cede diariamente a su comunidad es una persona que interiormente se está destruyendo a sí misma”.
Así mismo ha agradecido expresamente la tarea y la dedicación de las organizaciones del MMTC en estos años de historia y ha compartido con los delegados y las delegadas su preocupación por la transformación que sufre el trabajo y de la que él mismo ha sido testigo: “Yo he visto aquí en Ávila pasar del arado romano al tractor con aire acondicionado”.
“La incidencia que tienen los avances técnicos, bendito sea Dios, que pone a nuestra disposición el trabajo laborioso y el éxito de tantas personas, también nos introduce interrogantes muy serios sobre la distribución del trabajo”, ha dicho el cardenal, quien también ha compartido su preocupación por cómo accederán al trabajo “las personas menos capacitadas, con menos formación, con un desarrollo personal en condiciones familiares, sociales culturales difíciles. También se ha preguntado, ¿cómo vamos a distribuir este bien que curiosamente está resultando en nuestras latitudes un bien cada vez más escaso?, ¿qué va a hacer la multitud de jóvenes desde un punto de vista profesional bien preparados que no son atendidos?”
Ante la “situación histórica nueva en la que ha entrado también el trabajo” y los “interrogantes muy serios” que plantea el futuro, ha reconocido que “debemos abordarlo de manera solidaria y ver cómo compartirlo para que no haya eternos condenados a no trabajar nunca, para que haya siempre la posibilidad para que siempre más o menos todos puedan tener acceso a este bien precios y necesario para la realización personal, para llevar el pan al hogar y la familia”.