El Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos (MMTC), estará representado por su copresidenta, la portuguesa Fátima Almeida, y por Abraham Canales, director de la revista cristiana Noticias Obreras . En este diálogo están convocados los principales sindicatos del mundo y la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Durante los días 23 y 24 de noviembre, en el Aula Nueva del Sínodo de la Ciudad del Vaticano, el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, del Cardenal Peter Turkson, ha convocado este Encuentro Internacional de Organizaciones Sindicales --histórico, pues no consta un precedente similar-- con el lema «De Populorum progressio a Laudato si’. El trabajo y el movimiento de los trabajadores en el centro del desarrollo humano integral, sostenible y solidario. ¿Por qué el mundo del trabajo sigue siendo la clave del desarrollo en el mundo global?». El Vaticano vuelve a poner el foco en el trabajo humano y en la dignidad de la persona.
La perspectiva del encuentro es muy significativa. De un lado, la Doctrina Social de la Iglesia en cuyos principios se inspira esta iniciativa, apuesta por «generar acuerdos que promuevan un desarrollo humano integral, sostenible y solidario». En la propuesta y documento preparatorio, se referencian las encíclicas: Populorum progressio, sobre el desarrollo de los pueblos; Sollicitudo rei socialis, sobre la preocupación social de la Iglesia, Laborem exercens, sobre el trabajo humano; Caritas in veritate, sobre el desarrollo humano integral y Laudato si’, sobre el cuidado de la casa común. La aportación de cinco papas pone en valor la vigencia del pensamiento social de la Iglesia en relación con el trabajo y el desarrollo humano integral, sostenible y solidario.
El papa Francisco llama a «descubrir un nuevo diálogo sobre el modo como estamos construyendo el futuro de nuestro planeta» que tenga en cuenta las dimensiones ambiental, económica, social, cultural y religiosa. «El mundo del trabajo es una prioridad humana. Por lo tanto, es una prioridad cristiana», manifestó recientemente en su asamblea en la fábrica de Ilva. Desde ese diálogo prioritario se pretende atender las problemáticas y desafíos del trabajo que, para la Iglesia, «sigue siendo la clave del desarrollo en el mundo global». Una constante irrenunciable en estos cuatro intensos años de pontificado, tal y como recoge de manera explícita la encíclica Laudato sí’ (LS): situar el valor del trabajo como indispensable, irrenunciable e irremplazable para cubrir las necesidades de las personas y alcanzar una vida digna, una vida buena. (LS 127:129).
Francisco es particularmente insistente en la importancia del trabajo digno en la lucha contra la pobreza, una de las principales preocupaciones de su pontificado, expresado en: «¡Ah, cómo quisiera una Iglesia pobre y para los pobres!» y priorizando la atención evangélica en las periferias, entre quienes sufren «la cultura del descarte».
El trabajo decente es el hilo conductor en sus recientes visitas pastorales; lo ha sido ante diversas instituciones y organizaciones; o en sus distintos mensajes. Lo ha sido, durante tres años consecutivos, mediante el diálogo mantenido en los tres encuentros mundiales de movimientos populares, «un signo de esperanza» --según sus propias palabras-- para millones de trabajadoras y trabajadores «descartados» que luchan por «los derechos sagrados al Techo, al Trabajo y a la Tierra».
Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos
La convocatoria impulsada por Bergoglio está siendo bien recibida por las instituciones y entidades del mundo obrero y del trabajo. La OIT, inmersa en un diálogo global en torno a la iniciativa sobre el futuro del trabajo como respuesta a los desafíos en favor de la justicia social, participa a través de su director general, Guy Ryder.
El Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos (MMTC), estará representado por su copresidenta, la portuguesa Fátima Almeida, y por Abraham Canales, director de la revista Noticias Obreras --especializada en la mirada cristiana del trabajo humano y el bien común--, que atenderá comunicativamente esta cita.
Ante esta convocatoria Fátima Almeida, valora que la Iglesia «manifiesta su preocupación por el desarrollo social y económico actual, que causa muchas situaciones de injusticia, de precariedad, de desregulación laboral y de descarte de las personas. Realidades que provocan apatía, indiferencia, falta de confianza y de esperanza, desesperación desmotivación para la participación cívica; asociativa, sindical y política». Sin duda, el Vaticano quiere ayudar con este diálogo con los sindicatos del mundo favorecen los derechos laborales y de la dignidad humana. Por otro lado, --continúa Almeida-- la Iglesia «valora el papel de los sindicatos, como interlocutores insustituibles en los procesos de negociación de las condiciones de trabajo, de los derechos laborales y de la negociación colectiva. Y es también un espacio para reflexionar e interpelar el modo de actuar de los sindicatos en estos nuevos tiempos con predominio de bajos salarios, precariedad y desempleo; de luchar por la disminución del tiempo de trabajo y por la creación de un salario social para quien no encuentra el trabajo decente al que tiene derecho». En este sentido, la referente del MMTC, llama a los cristianos a «involucrarse más con esta causa. Se necesita el testimonio de más cristianos comprometidos con el mundo del trabajo, con los sindicatos y con la defensa del trabajo digno».
Almeida considera que la aportación del MMTC a este encuentro irá en la perspectiva de incrementar «una mayor atención y cercanía a los trabajadores más empobrecidos; una actitud más firme en la denuncia de la desigualdad, la insostenibilidad ambiental; en combatir la devaluación del trabajo humano, el desempleo, los bajos salarios, el aumento de los horarios de trabajo; o la subordinación del trabajo humano a la ley de la competitividad ya los intereses del capital». Junto a la defensa de un trabajo decente --libre, creativo y justamente remunerado-- se une «la necesidad de derechos sociales; de una economía al servicio de las personas, de mejor calidad de vida y de bienestar colectivo; de un salario social que permita vivir con dignidad a quien no tiene trabajo. Así como comprometer e involucrar a la Iglesia en el mundo del trabajo, a través de la solidaridad y el testimonio de vida de los cristianos», subraya.
Es una ocasión para repensar nuevo modos de producir más sociales, solidarios, cercanos, integrales, democráticos «orientados a satisfacer necesidades de las persona»; nuevos modos de consumir responsablemente «productos respetuosos del medio ambiente o los derechos sociales». Nuevos modos de repartir la riqueza que, entre otras cuestiones, «respete criterios de progresividad en la fiscalidad fiscal y asegure el papel redistributivo del Estado».
Finalmente, la copresidenta del Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos, está convencida que el reflejo de este diálogo Iglesia-sindicatos «es posible» y debe realizarse en en otros países, «teniendo en cuenta todo el mensaje del Evangelio y de la Enseñanza Social de la Iglesia. Esta riqueza de pensamiento espiritual y eclesial sobre el valor del trabajo y la dignidad de quienes lo ejecutan exigen una respuesta de mayor cercanía y solidaridad al mundo del trabajo, a los trabajadores ya los sindicatos».
«Este tiempo, --dice Almeida-- es tiempo del desafío y de la oportunidad para que nuestra Iglesia manifieste que quiere vivir su misión también al lado de los pobres, de los que sufren las angustias de no tener trabajo o de tener precario y con bajos salarios. De ser más solidarios y comprometidos con los cambios estructurales que causan injusticias y pobreza. En dar una respuesta más humana y fraterna. Con sus angustias y el sufrimiento de los pobres del mundo del trabajo, de los que no tienen tierra y de los que no tienen techo y, junto a ellos, luchan y construyen un mundo de justicia, de paz y de amor».
Contacto e información del encuentro
Abraham Canales,
Director de Noticias Obreras (MMTC, HOAC)
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