Que veinte años no es nada” dice el tango inmortalizado por el Morocho del Abasto, Carlos Gardel. Pero, ¿quién le dice al Movimiento de Trabajadores Cristianos (MTC-Cuba) que veinte años no son nada?
Para cada uno de nosotros, los que llegamos primero y los que arribamos después, es el momento de hacer cuentas de lo que nos ha reportado la Militancia Emetecista; y creo que, a pesar de aciertos y desaciertos, la balanza se inclinará a favor de nuestro apostolado, a la manera de luz, sal y fermento, presencia de la Iglesia en el mundo del trabajo y los ambientes populares, y oblación a Dios de los gozos y esperanzas, las tristezas y las angustias de la gente de pueblo.
Cuando en agosto arranque la Jornada Social P. Alberto Hurtado y hagamos el recuento necesario de estas dos décadas nos daremos cuenta de que, a diferencia del tango de marras, veinte años sí son algo, especialmente para los que creemos que el MTC es obra de Dios, y los que estamos… ¡ESTAMOS!
En agosto, renovaremos nuestro compromiso apostólico porque si para otros la vida es un soplo –dice el tango para el MTC-Cuba es un sacramento de vida. Y la vida se vive, a qué dudarlo.
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